La intimidad y la conexión en una relación no aparecen de la nada. Surgen cuando la excitación y la pasión del inicio se calma. La intimidad y la conexión tienen que ver con el hecho de decidir una vez tras otra estar junto a la persona con quien mantenemos la relación.
¿De qué manera ponéis en juego la intimidad en vuestra relación? ¿Qué haceis para aumentar vuestra conexión? ¿Cómo os sentís después de pasar un tiempo separados?
La intimidad y la conexión en la relación de pareja, incluso con personas significativas de nuestro entorno, no es fruto de un día. Se trata de una decisión que tomamos para compartir espacios, momentos, ideas, pensamientos y emociones con otra persona. Se podría decir que se produce cierta rutina en la cual la sensación de familiaridad y proximidad con la otra persona, nos acerca a ella y nos hace sentir a gusto.
Esta aproximación al otro, hace que revelemos aspectos personales que no hacemos saber a otras personas de nuestro entorno. Con el tiempo, vamos conociendo cada vez con más en profundidad al otro, tanto sus virtudes como aspectos que podemos considerar como defectos.
Casar la independencia con intimidad y conexión a la relación
La distanciación entre los miembros de la pareja no debe ser el motivo de una pérdida de intimidad y conexión. El problema está en la manera como se construye esta distancia. Porque en una relación se puede estar con alguien constantemente, pero a la vez experimentar una sensación de soledad insoportable.
En función de como se construya la intimidad y la conexión en la pareja, se podrá mantener la sensación de libertad, independencia o autonomía que cada cual de los miembros de la pareja necesite.
Uno de los riesgos de la intimidad y la conexión en la pareja, es que se convierta en fusión. Esto limita gravemente la independencia y la autonomía: la individualidad. Si dos personas están fusionadas, ya no hay posibilidad de conexión, porque no existe distancia entre ellas, lo que abre un escenario diferente, incluso la posibilidad de una relación tóxica.
Por este motivo, en una relación estable puede ser necesario dedicar tiempo a qué cada cual se centre en él mismo para desarrollar la intimidad, hacerla crecer y aumentar la conexión. Esto implica coger distancia, separarse de manera prudente de la pareja.
No hay una buena manera de hacerlo, sino que sois vosotros quiénes debéis encontrar cuáles pueden ser los mejores espacios y momentos para hacerlo, a partir de lo que necesitáis como personas individuales y como pareja. Puede ser tan sencillo como acordar unas horas a la semana para hacer cosas por separado, hasta pasar parte de las vacaciones cada cual por su cuenta, viajar con otras personas …
Cada persona tiene su tiempo y sus requisitos para permitir al otro acceder a su intimidad. Por lo tanto, cada relación tiene sus tiempos. Es importante respetar la individualidad, tiempo y decisiones del otro. Por eso, tened claro que el hecho que uno se abra, no debe representar ninguna obligación para la otra parte. Entonces ya no estaríamos hablando de intimidad, sino de intromisión en su intimidad.
La intimidad y la conexión en la relación pueden ser enemigos del deseo sexual
El riesgo de la intimidad y la conexión en relación con el deseo sexual, es que acaben funcionando cómo antiafrodisíaco.
Porque el deseo, en parte, se alimenta de querer aquello que no tenemos o que no nos es fácil obtener, es como un impulso que nos moviliza para obtener lo que no tenemos. Por eso es importante que cada miembro de la relación tenga espacios diferenciados o que pueda separarse del otro. Poder mantener una distancia que permita echar de menos al otro. Tener la sensación de desear ver, tocar, al otro.
La comunicación asertiva es clave para mantener una buena relación de pareja. Incluida la sexualidad en la pareja. Con una buena comunicación es como podréis explorar vuestra sexualidad con libertad. La intimidad y la conexión serán vuestros grandes aliados para ayudaros a compartir vuestros deseos, fantasías y anhelos.
Hablar, compartir espacios, pensamientos, emociones… Son maneras de compartir vuestra intimidad y conexión. Pero el cuerpo es una de las maneras de comunicar que más las implica, puesto que se ponen en juego aspectos relacionados con la sexualidad y el deseo sexual, que de manera general se reserva a la relación más íntima. En el caso de las relaciones monógamas, a la pareja.
Mantener relaciones sexuales no se reduce a un acto físico, sino que puede ser un medio para expresar el deseo de intimidad. Emocionalmente te puedes sentir más seguro expresando con el cuerpo que con las palabras, menos vulnerable. Porque la asertividad sexual no es innata y nos puede ser más fácil expresar con el cuerpo.
Juegos preliminares que ni empiezan ni acaban
Una manera de mantener la intimidad y la conexión son los juegos preliminares. No entendidos como la estimulación previa al coito clásico. Los juegos preliminares son miradas, complicidad, mensajes, bromas, caricias, una manera sensual de decir las cosas… Son lo que te mantienen conectada con el ámbito erótico.
Se podría decir que son más un estado de ánimo que una serie de técnicas y actividades sexuales: un estado de ánimo que te predispone a permitir que tu mente trabaje para excitar tu cuerpo. Porque sin la estimulación emocional no hay excitación: el cuerpo y la mente están conectados.
Debemos conocer a nuestra pareja, reconocer su manera de comunicarse. Porque no solo se comunica con el lenguaje verbal, el lenguaje no verbal también juega un papel muy importante y más en el contexto de una relación afectiva y sexual.
En una relación, la intimidad y la conexión se consigue a partir del contacto repetido, de verse con la persona amada, de tocarse, compartir experiencias, confidencias… Se trata de un proceso en el cual os vais conociendo por aquello que es visible, por las revelaciones íntimas que uno puede hacer al otro o por intuiciones.
El peligro de la intimidad y la conexión es la fusión, que no deja espacio para el deseo ni para la añoranza del otro. Por eso, conservar, respetar y crear espacios aparte de la relación de pareja es una manera de fortalecerlas, porque es como os podréis echar de menos, generar interés por aquello que hace o deja de hacer el otro. La distancia genera sentimientos contradictorios que activan el vínculo.
¡Pasa a la acción!
Piensa en la intimidad y conexión que mantienes en tu relación de pareja. Haz un listado de cosas que haces o hacéis para mantenerlas, hacerlas crecer o solucionar conflictos que puedan surgir en relación a estos conceptos. Del listado que has detallado, ¿qué aspectos tienen que ver con el hecho de querer mantener tu individualidad, con querer aumentarla o poner distancia? ¿Te llama la atención alguna de las respuestas que has dado?
