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Rutina en la relación de pareja: ¡aprovechadla!


Judith Gallego - 2024 - 0 comments


La rutina en la relación de pareja puede ser una oportunidad. Buscamos estabilidad y seguridad y a la vez, no queremos perder la espontaneidad, la sorpresa, sentirnos libres y escoger lo que queremos hacer, con quien lo queremos hacer y cuando lo queremos hacer. ¡Las contradicciones son humanas! La rutina tiene muy mala fama, pero puede jugar a favor vuestro y convertirse en una gran aliada


¿Alguna vez os habéis sentido atrapados por la rutina? ¿Has deseado salir de la rutina por qué sientes que necesitas novedad? ¿Habéis pensado que la rutina puede jugar a favor vuestro?


La rutina con la pareja puede hacer que dejemos de disfrutar de los momentos que compartimos, de las actividades, podemos sentir añoranza por tiempos pasados en los cuales todo era novedad, pasión y energía vital y sexual…

Es posible llegar a sentirse solo a pesar de estar en pareja, porque la rutina puede invadir la relación, vuestras dinámicas y hacer que funcionéis como dos autómatas. Es aquello que se dice: la chispa se va apagando. A pesar de que es muy común tener esta sensación, la solución pasa por un mismo.

Rutina en la relación de pareja

Rutina a la relació de parella aprofita-la

Reinventarse y hacer pequeños cambios como remedio a los efectos negativos de la rutina, puede ser una opción. Pero es más importante centrarse en saber qué entendéis vosotros por rutina, qué parte de vosotros hace que sea negativa para poder hacer que juegue a favor vuestro.

Porque hacer nuevas actividades, introducir cambios o reinventarte es posible, pero, ¿creéis que la rutina no volverá a aparecer? ¿Creéis que podéis manteneros en un cambio constante de manera permanente en el tiempo?

El malestar tiene que ver contigo o con vosotros, no con la rutina. Porque no es ella quien decide qué haces o dejas de hacer, con quien lo haces o en qué momento. Quién toma la decisión, eres tú y por tanto, como te haga sentir es cosa tuya. Recordad la responsabilidad emocional de la cual os hablo aquí.

Tener una rutina, no significa que no podáis buscar novedad. La rutina es como vuestra casa: salir para ir al trabajo, para quedar con los amigos, para ir a comprar… Y sabéis que cuando volváis, vuestra casa seguirá en el mismo sitio. Pero a veces lo que resulta difícil es dar un paso para hacer cosas diferentes o de diferente manera: porque estáis cómodos, os sentís seguros. Y la pereza también juega su papel.

Esta es la trampa de la rutina, pero se puede superar si hacéis una pequeña inversión de tiempo y esfuerzo. Porque la novedad no aparece por sí sola, tú y vosotros también tenéis que hacer algo.

Haced de la rutina en la relación de pareja vuestra aliada

La rutina se instaura normalmente con el inicio de la convivencia, pero puede ocurrir desde el inicio de la relación: encontraros en un lugar, en un horario determinado, hacer unas actividades concretas… En este momento, cada cual tiene su rutina y, cuando convivís, se crea una tercera en la cual se meten las dos, añadiendo aquellas cosas nuevas fruto de la convivencia, la maternidad o paternidad…

Si dejáis que las tareas, obligaciones, compromisos … Os hagan funcionar por inercia ¡pisad el freno! La rutina se puede escoger. Habrá partes más o menos flexibles, como es el horario laboral o el tiempo disponible para ir al gimnasio. Pero tratad de identificar los espacios y momentos del día a día en los cuales podéis tomar decisiones y aprovechadlos.

Que la rutina impere en vuestro funcionamiento no significa que no podáis hacer nada. O porque os encontréis cada día con vuestra pareja no quiere decir que ya esté todo hecho. Todas las relaciones, por más estables que parezcan, están en constante construcción y un peligro es darlas por supuesto.

Se trata de disfrutar, de obtener satisfacción, felicidad … Al mismo tiempo que obtenéis de la relación seguridad y estabilidad. Es posible tenerlo todo.

Por eso, si ya sabéis qué haréis mañana o que pasará de aquí a dos semanas, ¿por qué no lo aprovecháis? La previsibilidad puede parecer aburrida, pero da la oportunidad de planificar, de buscar lo que necesitáis para conseguir lo que pretendéis, da tiempo para reflexionar, negociar y decidir.

Las cosas no pasan porque si

Rutina a la relació de parella aprofita-la

A menudo aceptamos o nos encontramos que hemos dejado la pasión del principio para cogernos a la seguridad que nos aporta la rutina en la relación de pareja. En las relaciones se busca bienestar y ser feliz, pero podemos llegar a confundir la felicidad y el bienestar con la comodidad.

Porque para muchos es más cómodo aceptar la rutina que explorar, buscar, remover y cuestionar para encontrar lo que realmente queremos o deseamos. El motivo es porque puede generar desequilibrios en la relación y la tendencia es evitarlos. El miedo a la incertidumbre nos puede estar limitando en este sentido.

Por eso, tenemos que saber qué esperamos y deseamos de una relación, qué expectativas tenemos.

Con la pareja se establecen muchas rutinas sin ni siquiera hablar. Si convivís, durante la semana os veis a ciertas horas, os despedís o reencontráis en casa de determinada manera, compartís las comidas o las tareas de una manera que siempre es la misma…, Incluso el sexo puede estar incluido dentro de la rutina, porque sin hablarlo mucho, los dos sabéis que hay un momento del día o de la semana que es mejor porque estáis más descansados, más conectados…

Que la rutina sea negativa, depende de la rutina que hayáis escogido. Por eso debéis saber qué implica para cada uno de vosotros y para la relación esta rutina: qué os permite y que os limita poder hacer.

La rutina puede acabar por llevaros a no tener temas sobre los cuales hablar, no saber que más deciros, daros por supuestos … Es decir, a amaros, pero no a desearos.

Aparte de tratarse de encontrar vuestra rutina, la que vosotros queréis o adaptarla al máximo a vuestra medida, es poder mirar la rutina con otros ojos: la manera como os relacionáis, como os habláis y de qué cosas, como os cogéis, las caricias, las miradas…

Dejad de esperar a que las cosas pasen y proponed, indagad y promoved que las cosas puedan pasar.


¡Pasa a la acción!


Identifica cuáles son las actividades o acciones que haces en el día a día de manera rutinaria (madrugar, ir al trabajo o a estudiar…). Ahora, señala las que serían “obligadas” (como ir al trabajo) y las que haces porque te apetecen (dar besos a la pareja, ir al gimnasio, …). Cuando lo tengas, responde: ¿en cuál de estas actividades o acciones que haces está incluida tu pareja? ¿Están en el listado de obligaciones o en la de cosas que te apetecen? ¿Crees que podrías incorporar momentos de calidad y de placer para pasar juntos aprovechando la rutina?


 

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