Hablar del amor cuando todo va bien. ¿Hablas acerca del amor? Acostumbramos a hablar del amor cuando no es correspondido, cuando sentimos malestar, cuando no nos encontramos en una relación que nos aporte lo que esperamos… Pero cuando el amor va bien, a menudo no le dedicamos toda la atención necesaria.
¿Crees que cuando las cosas van bien o cuando ya encontramos lo que buscábamos, pierden parte de su valor? ¿Piensas que las relaciones necesitan altibajos para que sean buenas relaciones? ¿En tus relaciones qué tiempo dedicáis a valorar las cosas positivas y cuanto a las negativas?
Un poco pasa como con la rutina. Nos acostumbramos al hecho que las cosas funcionen, a veces un poco por inercia, y parece que les sacamos valor. Podemos hablar de las cosas que no nos gustan, de las que nos hacen sentir incómodos, de las que nos causan dolor… Pero dedicamos poco tiempo a hablar de aquellas cosas que van bien, que nos hacen sentir felices o nos generan satisfacción.
Quizás es que hablar del amor cuando todo va bien no está del todo bien visto o no resulta tan interesante, ni con la persona con quien mantenemos la relación ni con nuestro entorno. Nos gusta el salseo, quejarnos u opinar cuando las cosas no acaban de ir como querríamos.
Dar el amor por supuesto
En la fase de enamoramiento, parece que no podamos hablar de otra cosa, porque a menudo se hace realmente difícil pensar en otra cosa: explicamos qué hacemos y dejamos de hacer con esta persona, como de a menudo pensamos en ella, se puede llegar a detallar cada mensaje que hemos intercambiado por WhatsApp…
Pero, ¿qué pasa cuando nos encontramos en una relación estable? A menudo dejamos de hablar sobre el amor que sentimos por aquella persona, dejamos de explicar las cosas que están funcionando para estar bien e, incluso, dejamos de hacerle saber a la pareja que estamos bien. Damos por supuesto que ya lo sabe ¡como si la telepatía existiera!
Dar por supuesto el amor tiene un peligro: lo dejamos de atender, de mirar, de saber que está allí. Y el amor se debe construir día a día. Pero dejamos de darle el valor positivo que tiene para nosotros y lo que nos aporta. Cómo está allí, lo damos por supuesto, pero es el terreno ideal para que se instale la distancia y esta empiece a hacerse un lugar.
Nos podemos seguir sintiendo cómodos en la relación, ¿pero no se trata de sentirse feliz cuando estamos en una relación de pareja? La comodidad parece algo más propio de un sillón que de una relación.
El día a día, las prisas y el estrés hacen que no dediquemos tiempo suficiente a hablar, a tocarnos con atención, a hacernos caricias, dedicarnos miradas… Aceptamos la rutina que hemos construido, pero no lo aprovechamos. Damos el amor, la compañía, la intimidad y la ternura por supuestos y, de golpe, el día que no están, las reclamamos y sentimos la necesidad de hablar para recuperarlos o entender qué está pasando.
No toda la terapia de pareja va de problemas
Es cierto que la mayoría de parejas acuden a terapia de pareja cuando la cosa no va bien. Igual que la mayoría de personas van al médico cuando algo les hace daño o al mecánico cuando se estropea el coche.
En la prevención o querer ir a mejor y crecer no se dedica tanta atención. Ni siquiera se plantea. Pero igual de interesante es poner la atención en las cosas que no funcionan como en las cosas que podrían funcionar todavía mejor de como lo están haciendo. Por eso, te propongo algunos aspectos en los cuales poner siempre la atención, incluso cuando en el amor todo va bien:
- Cuidad de la comunicación: las discusiones os pueden ayudar a llegar a acuerdos, a avanzar y generar cambios en positivo, siempre que se gestionen correctamente. No hay un manual mágico para hacerlo y las mejores respuestas las encontraréis en cada cual de vosotros. Hablad de todas las cosas que os gustan, os molesten o esperáis uno del otro. Atended a las opiniones propias y a las del otro y hacedlas valer. La asertividad será clave en todos los aspectos.
- Poned atención a las pequeñas crisis o conflictos: no las evitáis y aseguraos que están resueltas. Identificáis las posibles escaladas que se puedan producir (un día te puede molestar ver una cosa fuera de lugar y no dar importancia, pero al siguiente ponerte de los nervios). Si se siendo malestar, no ignorarlo: las emociones te están diciendo que algo está pasando.
- Disminución del deseo sexual: identificad de donde proviene, si es por malestar, pérdida del interés, una rutina mal gestionada… Encontrad la causa, qué os provoca la situación y encontrad una solución entre los dos. Mantener el deseo sexual es fundamental para disfrutar de vuestra sexualidad.
- Vivid el presente sin dejar de pensar en el futuro: podéis tener planes muy claros o simplemente, desear seguir juntos día a día. O tener proyectos de futuro independientes de la pareja. Es fundamental tener proyectos a futuro, mantener la ambición y tener objetivos que cada cual de vosotros o en pareja, queréis lograr para seguir creciendo.
Gabinetes de crisis para hablar del amor
Cuando algo no va del todo bien o ha estallado la relación, muchas veces buscamos con quién compartirlo, sea para buscar consejo o consuelo.
O simplemente, sentirnos escuchados y decir en voz alta aquello que no para de rondarnos por la cabeza. Porque hablar en voz alta ayuda muchas veces a aclarar las ideas, rebajar la tensión y encontrar algunas respuestas que no nos habíamos ni planteado.
Sacamos negatividad, desazón, frustración, … Pero si cuando hablamos del amor o nos hablamos del amor solo lo hacemos de forma negativa, ¿de qué depende que conozcamos como se puede amar y sentirse amado? Si compartimos el amor cuando las cosas van bien, la manera como nuestra relación funciona o como nosotros nos mostramos en esta relación, nos puede ayudar a vernos a nosotros o a otras personas que hay maneras alternativas de relacionarse.
Tú puedes pensar que hay una manera determinada de amar, pero si escuchas la manera que tiene de amar otra persona, quizás te ayuda a ver las cosas de manera diferente. Esto pasa con las relaciones no monógamas: muchas personas saben que existen porque han escuchado hablar de ellas y les pueden interesar porque se han hecho visibles muchas experiencias positivas.
Y no solo con otras personas, sino que hablar dentro de la misma relación es igual de necesario. Porque cuando damos las cosas por supuestas, estamos empezando a desconectar del otro, se empieza a perder la intimidad y la conexión con la persona con quien mantienes la relación.
El amor corre riesgo cuando se da por supuesto. Atenderlo, saber que no sobrevive por sí solo, es lo que ayuda a encontrar a cada relación su manera particular para cuidar del vínculo. Hablar con la pareja es uno de los primeros pasos, pero hablarlo con tu entorno, amistades… te puede ayudar a hacer que te des cuenta de la realidad en la que estás.
¡Pasa a la acción!
Piensa en las personas con quienes compartes confidencias, ya sea tu pareja, amistades, familiares, compañeros de trabajo… ¿Con quién de ellos cuentas cuando las cosas en tu relación no acaban de ir bien? ¿Y con quién hablas cuando las cosas si van bien? ¿Qué cosas explicas, destacas o qué experiencias compartes? ¿De qué manera se lo haces saber también a tu pareja?