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Consejos para discutir mejor. Es fácil si sabes cómo


Judith Gallego - 2023 - 0 comments


Consejos para discutir no encontrarás muchos, sino que la mayoría se dedican a evitar las discusiones. Las discusiones en pareja son parte de la relación. El problema no es este, sino que discutir tiene muy mala fama. Pero nada más allá de la realidad: es un medio a través del cual las personas podemos expresar nuestra opinión y escuchar la de la otra parte. La mala fama viene por el hecho que a menudo pretendemos tener la razón, nos cuesta escuchar y aceptar que no siempre tenemos que estar de acuerdo.


¿Te sientes cómodo en el contexto de una discusión? ¿Tiendes a querer tener razón en una conversación cuando hay diferentes personas con diferentes opiniones o visiones que tú? ¿Cómo te sientes en una discusión con tu pareja?

Algunos conceptos antes de los consejos para discutir

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Las discusiones se inician cuando hay un desacuerdo entre dos o más personas sobre una misma situación, cuando no nos sentimos comprendidos por la otra persona con relación a algún tema concreto o consideramos que nos han herido.

Una relación de pareja implica un vínculo entre dos personas, con el que se pretende obtener bienestar. En ningún caso pretendemos vivir malas experiencias o sentirnos mal cuando decidimos compartir nuestro tiempo y experiencias con alguien. Me refiero a las relaciones monógamas, pero es extensivo a las relaciones no monógamas.

En la vida en general, pero en las relaciones de pareja en particular, es habitual que los implicados en una misma situación, tengan opiniones y visiones diferentes que puedan llevar a generar conflictos o malentendidos que deriven en malestar para la relación.

Puede haber ideas totalmente diferentes, incluso excluyentes que generan malestar. Pero a la vez, no sabemos como abordarlas para poner remedio y que no jueguen en contra de nuestro bienestar y del de la relación. Por eso es tan importante poner palabras a los pensamientos, compartir las experiencias emocionales y expresar de manera clara qué esperamos dejando de lado los eufemismos y confiar en los poderes telepáticos.

Más que en el tema, fíjate en ti

Las discusiones se pueden ver venir o nos las podemos encontrar de repente. Un malentendido en la comunicación, una mala mirada, una cosa que hemos dejado fuera de lugar… Los motivos que pueden desencadenarlas son varios, pero una vez os encontráis, preguntaos individualmente:

  • ¿Cuál es tu concepto de discusión?
  • ¿Qué valor le das al hecho de tener razón en una discusión?
  • ¿De qué manera te hace sentir reconocer que te has equivocado o no tienes razón?
  • ¿Qué finalidad persigues tú en una discusión?

Estas preguntas tienen que ver con cómo gestionas emocionalmente las discusiones y de qué manera te posicionas. Es decir, la actitud que tomas tu frente un conflicto, un intercambio de opiniones o una situación en la cual te puedas encontrar con la necesidad de hacer valer tu posición.

Por eso, plantéate como te comportas y te sientes tú en el contexto de una discusión: si tienes el impulso y necesidad de imponer tu opinión o de defender tu posición, si te sientes atacado o despreciado, si te hace reaccionar de una manera que te sorprende (gritar, insultar, romper cosas…), si te es difícil argumentar tus opiniones y visión sobre la situación…

Consejos para discutir: atiende a tu actitud y emociones

Podemos discutir con cualquier persona de nuestro entorno, pero las discusiones en pareja son una de las consultas más habituales que recibo. Y es que en este contexto, el componente emocional puede llegar a ser muy intenso.

Para discutir mejor, tened en cuenta una cosa: los temas pueden cambiar, pero vosotros siempre sois los mismos. Por este motivo, os propongo estos consejos para discutir para que cada cual de vosotros revise la manera como se posiciona en una discusión:

  • Consells per discutir millor. És fàcil si saps comEl mensaje: puede ser expresado a través del lenguaje verbal y no verbal: el tono de voz, la gesticulación, una mirada, no mirar a los ojos… Por eso, el primer paso para evitar malentendidos es ser consciente de lo que se está comunicando en cada momento para saber si estamos haciendo saber a la otra persona aquello que realmente pretendemos.
  • Emociones: identifica qué sientes en cada momento, cuál es su causa y hacia donde te moviliza la emoción. Pide tiempo muerto si lo necesitas. Recuerda la responsabilidad emocional y afectiva: tú eres el único responsable de tus emociones.
  • No evites tus emociones: lo único que hará es acumular sentimientos negativos que, un día u otro acabarán por salir. Y normalmente cuando salen, no lo hacen de la mejor manera ni en el mejor momento.
  • Tiempo muerto: entrar en bucles, gritar, faltar al respeto, sentirse abrumado… Es mejor parar, respirar y que nos dé el aire antes de que seguir discutiendo. Reconoce los momentos en qué tú y la discusión necesitáis una pausa y encuentra tu manera de ponerla en marcha.
  • Sacar temas del pasado: si se sacan, acordar hablarlos en otro momento. Tener claro el tema por el que se discute en cada momento y centrarse en él, ayuda a poderlo resolver. Quién mucho abarca, poco aprieta y podéis tener la sensación de no saber de qué estáis hablando. Pero tened en cuenta una cosa: si sacáis temas del pasado, es porque algo no se ha reparado cómo hacía falta (revisáis la Técnica de Kintsugi)
  • Encontrar el mejor momento y espacio: puede parecer difícil programar una discusión, pero es una estrategia que puede ayudar a rebajar la tensión. Evitáis que el momento se convierta en un factor negativo más: discutir por WhatsApp, por teléfono, cuando solo tenemos 10 minutos antes de ir al trabajo, a última hora de la noche… Si creéis que la discusión puede ser larga o intensa, acordad un momento determinado o paradla y acordad un momento que consideráis adecuado. El lugar también es importante: evitad interferencias de otras personas y priorizad espacios que permitan la comunicación no verbal.
  • Asertividad: evita acusar, imponer o responsabilizar a la otra parte. Igual que el perdón y la autocompasión son importantes para un mismo, también es necesario perdonar y ser compasivos con los otros. La asertividad te permitirá poder expresar tus pensamientos y emociones a la vez que das espacio al otro. Es una alternativa conciliadora al tono acusador y defensivo que a menudo se utiliza en las discusiones.
  • Llegar a tablas: en ajedrez es cuando ninguno de los dos jugadores puede ganar ni perder y la partida acaba. Muy fácil: si no llegáis a un acuerdo y ya habéis dado todos los argumentos posibles, ¿qué os puede aportar seguir discutiendo?
  • Llegar a un acuerdo: pactéis tablas o no, acabar con un resumen o acuerdos de lo que extraéis de la discusión. Podría responder a las preguntas: Y a partir de ahora, ¿qué? ¿De que nos ha servido discutir? Pactad si hay algo que cambiará, compromisos, mecanismos para gestionar mejor futuras discusiones … Tenéis que encontrar un sentido al tiempo y energía que habéis dedicado.

Discutir es un término que puede implicar desde una conversación tranquila en qué dos o más personas intercambian puntos de vista, hasta hacer este intercambio de opiniones entre gritos, llantos y sintiendo mucha rabia, impotencia… 

Estar atento a cómo reaccionas cuando hay algún tema con el cual no estás de acuerdo o que te despierta determinada respuesta emocional, te permitirá gestionar el momento de la discusión desde una perspectiva sana y beneficiosa para ti y con quien interactúas. Porque dos no discuten si uno no quiere.


¡Pasa a la acción!


Revisa los consejos para discutir que has estado leyendo. ¿Cuáles son los que ya estás aplicando? ¿Cuáles son aquellos en los que necesitarías mejorar? Piensa en el significado que tiene para ti la manera como reaccionas, como te hace sentir y en qué aspectos querrías hacer algún cambio. Piensa en ti, pero a la vez recuerda la asertividad: tener en cuenta tus derechos, deseos y necesidades, a la vez que tienes en cuenta los de los demás.

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