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Perdonarse a uno mismo: deja de ser tu peor juez


Judith Gallego - 2024 - 0 comments



Perdonarse a uno mismo, es resolver para poder avanzar. Junto con el perdón, la autocompasión te permite ser amable contigo mismo cuando las cosas no salen como esperabas, cuando experimentas sensación de fracaso, frustración o decepción. Es darte el espacio que necesitas para dar importancia a lo que sientes y a lo que piensas sobre ti para seguir avanzando.


¿Hay situaciones que no han ido bien en el pasado y, hoy en día, todavía te reprochas lo que hiciste o dejarste de hacer? ¿Crees que perdonar es señal de debilidad? ¿Piensas que hay cosas que siempre te salen mal? ¿Crees que hagas lo que hagas, siempre te seguirán saliendo igual de mal?

Cuando conocí el concepto de autocompasión, bien es verdad que me echó un poco atrás. Pero cuando entendí su significado, el prejuicio que tenía cambió totalmente. Su significado tiene mucho que ver con cómo cuidamos nuestra autoestima y como gestionamos nuestras emociones.

La autocompasión es una manera de demostrarte comprensión. Va de tratarte a ti mismo con amabilidad, evitando las críticas destructivas, las exigencias y los juicios por las cosas que haces, piensas o sientes. No tiene nada que ver con dramatizar o recrearte en las emociones que no te hacen sentir bien. Al contrario: pretende que atiendas de manera más consciente a lo que piensas y sientes sobre ti mismo, para mejorar la manera como te valoras.

Es más fácil perdonar a los demás que perdonarse a uno mismo

Perdonar-se a un mateix deixa de ser el teu pitjor jutge

Es importante tenerlo en cuenta, puesto que a menudo somos más compasivos con los demás que con nosotros mismos.

Cuando la pareja, una amistad, la familia o compañeros de trabajo se equivocan en algo o no consiguen hacer lo que se proponen, no solemos decir: no te has esforzado suficiente, es que no sé por qué lo intentas si ya sabes que no eres capaz, no sigas por este camino porque no sacarás nada, … Solemos ser más empáticos, más amables con los demás que con nosotros mismos. Incluso les animamos a seguir intentando lo que se proponen.

Pero cuando se trata de nosotros mismos, nos convertimos en los jueces más estrictos e intransigentes posibles. Solemos exigirnos más a nosotros mismos que a los otros. Esto hace que focalizamos sobre las cosas que no se nos dan tan bien y dejamos de mirar aquellas en las que podemos sobresalir de manera excelente.

Por ejemplo, recuerda algo importante que hayas hecho por ti misma en el trabajo y que haya salido bien. O cuando has organizado algo con los amigos y te has encargado solo tú de hacerlo.

La gente del entorno te felicita, te agradece el esfuerzo que has hecho, te reconoce el trabajo y la implicación. ¿Es posible que respondas con comentarios parecidos a “no ha estado para tanto”, “es el que tenía que hacer”, “cualquiera lo habría hecho mejor”? Y ¿qué te dices cuando las cosas no salen todo lo bien que esperabas? ¿Te dices comentarios como “ya sé que no podía hacerlo” “no lo tendría que haber intentado, no soy capaz” “no valgo para hacer esto”?

Perdonarse a uno mismo, significa dejar de ser excesivamente exigente contigo mismo.

Tu peor juez, eres tú

El juicio es muy rápido, prácticamente automático. Estamos acostumbrados a focalizar en los aspectos negativos de las experiencias y les damos un espacio muy importante. Un espacio que sacamos a los aspectos positivos, que quedan en un segundo plano, a veces casi imperceptible. Y esta interpretación de las experiencias, tiene una gran influencia en la autoestima, la autoconfianza y en tu experiencia emocional. Todo esto, afecta tu bienestar.

Esta manera de procesar las experiencias, tiene mucho que ver con las creencias limitantes, que son generalizaciones que cada uno hace sobre sí mismo y sobre el entorno en que vive. Son limitantes porque se focalizan en aspectos negativos en relación a tu identidad y tus capacidades. Así, te pueden estar recordando que no eres capaz de afrontar las situaciones como querrías, que no afrontes las situaciones como se supone que lo tendrías que hacer, … Y además, lo extrapolan a todas las situaciones señalando que estas cosas te pasen “siempre, nunca, con todo, con nada, …”. Está claro que la compasión no es una cualidad de las creencias limitantes.

Perdonarse a uno mismo para crecer en las relaciones

Perdonar-se a un mateix deixa de ser el teu pitjor jutge

La autocompasión te pueden ayudar a comprender que las cosas que tú haces no tienen por qué salir siempre mal. Y si a menudo no salen como esperas, que no sea un motivo para juzgarte: que sea un motivo para aprender y crecer.

Con relación a esta última parte, hay otro factor importante: el perdón. Este puede ser contigo mismo y respecto a los demás. Perdonarte a ti mismo, te permite aceptar que te puedes equivocar y así, poder avanzar. Evita que te quedes atrapada en experiencias que no te permiten experimentar bienestar y, a la vez, te lleva a aceptar las situaciones que se han dado, las consecuencias para poder aprender y seguir adelante.

Echa un vistazo a “Kintsugi: el arte de superar las heridas”. La manera de entender la importancia de las heridas, tiene mucho que ver con el que te estoy explicando. Con perdonarse a uno mismo y aprender de las experiencias.

Y también es importante que puedas perdonar a personas de tu entorno, porque este paso te permite vivir sin resentimiento ni rabia. Ten en cuenta que perdonar no significa dejar pasar, sacar importancia o dar el poder a otra persona.

Perdonar quiere decir estar en paz contigo mismo, sacarte una molestia que te hace experimentar malestar. A la vez, le sacas el poder a la otra parte para seguir influenciando en tu bienestar. Recuerda que perdonar no te compromete a hacer nada hacia la otra parte, es una acción que puede ser muy egoísta.

Afirmar que la perfección no existe es fácil. Lo más complicado es aplicarlo a un mismo y no compararnos con un ideal que no conseguimos nunca.

La autocompasión te permite desarrollar paciencia, comprenderte de una manera más amable, realista y ajustada a la realidad de tus propias capacidades.

A la vez, si eres más amable contigo mismo, desarrollarás una mayor empatía y te mostrarás con menos barreras a los demás, serás más transparente. Te aceptarás tal como eres, tal como piensas y como experimentas tus emociones.


¡Pasa a la acción!


Recuerda o piensa en una situación actual en la que las cosas no hayan ido como esperabas. Que el resultado fuera el que fue o el que ha sido ¿Qué tiene que ver contigo? ¿Qué mensajes te has dado o qué has pensado? Después de leer el artículo ¿crees que has sido autocompasivo o el juez más estricto que hay?


 

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