Cambiar las creencias limitantes es uno de los pasos a dar para vivir la vida como tú quieres. Las creencias limitantes son generalizaciones sobre la identidad, valores y capacidades sobre un mismo, los otros y sobre cómo funciona el mundo. Son un mapa que vamos construyendo a lo largo de la vida para orientarnos en ella. Pero ¿qué pasa cuando este mapa nos limita?
¿Hay ideas que te hacen sentir malestar o menos capaz del que eres realmente? ¿Qué ideas predominan en tu día a día? ¿Las que te bloquean o las que te impulsan a hacer el que te propones? ¿Te permiten relacionarte cómo tú lo quieres hacer?
“No soy capaz” “No lo sabré hacer” “Esto no es para mí” “No me lo merezco” “No se puede confiar en los demás” “Tengo que hacer las cosas por mí misma”. ¿Te suena decirte o tener alguna de estas ideas respecto de ti misma o sobre tu entorno?
Estos mensajes tienen en común que surgen de las creencias limitantes. Son generalizaciones que haces sobre ti mismo y sobre el entorno en qué vives. Prevén aquello puede llegar a pasar y cuáles serán las reacciones previsibles. Pero son limitantes porque se focalizan en aspectos negativos en relación con tu identidad y tus capacidades.
Las creencias son un mapa que nos ayuda a ver el mundo y afrontar las diferentes situaciones en que nos encontramos. A medida que crecemos, nos desarrollamos y nos relacionamos con nuestro entorno, a la vez vamos configurando nuestro propio sistema de creencias, que puede determinar la satisfacción y los planteamientos que nos hacemos en la vida.
Cambiar las creencias limitantes: ¿por qué motivo?
Cuando las creencias son limitantes, te frenan y coartan tu capacidad para escoger, porque funcionan como un límite. Separan lo que puedes hacer de lo que no: son las que te advierten que si pretendes hacer algún cambio, no serás capaz de conseguir lo que pretendes, que fracasarás, que estás tomando una decisión equivocada, …
Son mensajes que se activan de manera automática y que te pueden desanimar hasta el punto que tu autoconfianza y autoestima se vean perjudicadas.
Lo más fácil seria decirte que las desmontes todas y las cambies por otras de más positivas: por creencias potenciadoras. Pero ¿qué pasaría entonces? Pues que del mismo modo que las limitantes te hablan de tus limitaciones, las potenciadoras te dirían que eres capaz de todo.
Ninguno de los dos extremos es positivo para tu bienestar. Por lo tanto, es necesario encontrar un equilibrio. Creer que eres capaz de todo o que no eres capaz de nada, puede ser igual de perjudicial. Puede hacerte tomar decisiones apresuradas o no tomarlas nunca. Es uno de los riesgos de confiar al pie de la letra en el pensamiento positivo.
Y es que en la vida no se trata de ser capaz o no ser capaz respecto a todo. Se trata de hacer las cosas de la mejor manera posible y de acuerdo con tus valores. Estos están presentes en todas las decisiones que tomamos y, justamente, están determinados por el sistema de creencias.
Utilidad de las creencias limitantes
Entonces, ¿qué hacer con las creencias limitantes? Una cosa está clara: si están, será por algún motivo. Aunque no lo parezca, todas tienen una intención positiva.
Por ejemplo, las creencias limitantes, te pueden estar protegiendo del miedo en cualquier de sus múltiples formas: miedo al fracaso, miedo a la soledad, miedo al compromiso, miedo a la incertidumbre, … Así, el problema no está tanto en la creencia en sí, sino en la credibilidad que le das: si rompes con tu relación de pareja, ¿la soledad te invadirá? Si dejas el trabajo, ¿vivirás por siempre jamás en la incertidumbre?
Por lo tanto, el problema no está tanto en la creencia limitante, sino en la función que está cumpliendo: protegerte.
Como cambiar las creencias limitantes
Así, ¿cuál es la solución? En primer lugar, identifica cuáles son tus creencias limitantes y en qué momento se hacen más visibles. Cuando las tengas, busca evidencias para poner a prueba su veracidad: si dices que no eres capaz de subir una montaña, pregúntate: ¿cómo sé que no lo puedo hacer? Si te dices que nunca te querrá nadie, pregúntate: ¿cómo sé que esto será siempre así?
Cuando te hayas hecho las preguntas necesarias para confirmar o no la veracidad de los mensajes de las creencias limitantes, es hora de buscar su intención positiva: ¿te están protegiendo de tomar una decisión apresurada? ¿Por qué motivo puede ser? Por miedo al fracaso, porque todavía no tienes aquel dinero que necesitas para poder dar un paso como puede ser irte de casa, …
Recuerda que todas las creencias limitantes tienen una intención positiva y están por algún motivo. Cuando la tengas identificada, haz que esta parte sea la predominante en la creencia. Así es como la podrás convertir en una creencia alternativa potenciadora: un esquema que te permita generalizar en un sentido positivo, basado en tus capacidades y habilidades. Quizás ahora no eres capaz de subir una montaña muy alta, pero es diferente decirte “no soy capaz” a decir: “tendré que entrenar si quiero subirla”. Es un primer paso para cambiar las creencias limitantes.
Hacer un análisis del sentido y significado de la creencia, identificar su intención positiva y transfórmala porque te sea útil en tu día a día. De este modo, te ayudará a afrontar con realismo las situaciones con que te encuentras, teniendo en cuenta tus capacidades, limitaciones, objetivos, aspiraciones, … Te ayudará mucho a mantener buenos niveles de autoestima.
Tanto las creencias limitantes como las potenciadoras tienen un impacto emocional. Si lo recuerdas, las emociones movilizan, influyen en tu conducta y orientan a hacer cosas, tomar decisiones,… . Por eso es de vital importancia que el efecto de las creencias resulte en el sentido que tú quieres que sea.
No se trata de creerse capaz de todo ni de pensar que no se vale para nada. La importancia recae en ser realistas y conscientes de las potencialidades y limitaciones, a la vez que tenemos presente aquello que queremos conseguir en la vida.
Busca tus propósitos reales e invierte energía en lo que realmente deseas conseguir, identificando tus puntos fuertes y los puntos en que necesitarás dedicar más esfuerzo o contar con ayuda.
¡Pasa a la acción!
Identifica una creencia limitante y piensa en su origen, ¿Dónde empezó esta creencia? ¿Cuál es tu nivel de convencimiento respecto a la creencia? ¿Qué intención positiva tiene? Vuelve a formularla transformándola en una creencia alternativa potenciadora que te permita interpretar la situación desde una perspectiva diferente.
