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Autoestima sexual: ¿sabes cómo te influye?


Judith Gallego - 2023 - 0 comments


Existe la autoestima clásica y la autoestima sexual, que hace referencia a la seguridad y confianza que experimentas y muestras en el terreno sexual, a la vez que con tu propia estima. Es fundamental para explorar, conocer y disfrutar de tu sexualidad, a solas o en compañía. Si te sientes cómoda contigo misma y con tu propio cuerpo, disfrutarás más de tus experiencias: tu autoestima sexual será elevada


¿Cuál es tu nivel de autoestima sexual? ¿Qué factores tienes en cuenta para potenciarla? ¿Qué relación tiene la autoestima sexual con el placer que experimentas contigo misma y en tus relaciones?

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Igual que la autoestima, la autoestima sexual no se tiene o se deja de tener, sino que su nivel es más o menos elevado. Por lo tanto, autoestima sexual tenemos todos y lo que hay que hacer es trabajar sobre ella para potenciarla cuando sea necesario hacerlo.

La autoestima sexual no tiene que ver con tus capacidades en el terreno sexual. Tiene que ver con cómo experimentas los momentos y situaciones que tienen connotaciones sexuales: cómo vives tu sexualidad, como te muestras y como pones en práctica lo que tú quieres hacer. Además, tiene que ver con la libertad que te das para experimentar e innovar en el terreno sexual.

No se puede dejar de lado que la autoestima sexual se construye y redefine con cada experiencia sexual que tenemos a lo largo de la vida. Pero también es influenciada en el supuesto de que estas situaciones no se den. Esto es porque la autoestima sexual puede verse influida tanto por la presencia de interacciones con otras personas como por su ausencia.

¿Qué es la autoestima sexual?

Entonces, ¿qué es la autoestima sexual? Se puede definir como la valoración que haces de ti mismo en relación a temas de carácter sexual. Cómo te he explicado a “Como disfrutar más de la sexualidad como tu lo quieres hacer”, la sexualidad es un campo enorme en que se incluyen multitud de ideas y conceptos, pero como ejemplos muy relacionados con la autoestima sexual, podemos encontrar estos: el nivel de comodidad en relación con tu cuerpo, que piensas sobre que pueden pensar las otras personas sobre cómo vives tu sexualidad, como vives tu intimidad y como la pones en juego, si crees que mereces experimentar placer, la iniciativa que muestras y te permites tener a la hora de explorar y experimentar para innovar, …

Así, la autoestima sexual tiene que ver con cómo tú mismo percibes tus características y tu propio comportamiento sexual. Y a la vez, en función de si es o no deseable para los otros y aceptable para ti mismo. En este sentido, se trata de la comodidad que cada uno experimenta en relación con el propio cuerpo y la ausencia de culpa o angustia respecto al sexo, aspectos muy relacionados a la vez con los valores y tabúes.

Una manera de aproximarte a conocer cuál es tu nivel de autoestima sexual, es pensar en el diálogo interno (muy vinculado a las creencias limitantes), que puedes tener cuando te ves desnudo ante el espejo, cuando lo estás ante otras personas, aquello que piensas cuando quieres hacer alguna práctica sexual con alguien, si te atreves a proponer lo que te gusta, si haces saber cuando quieres que deje de pasar algo que te hace sentir incómodo, … ¿Qué mensajes te das? ¿Qué te dices?

¿Qué mensajes te das?

Si las respuestas que das tienen que ver con mensajes y respuestas negativas, seguramente tu autoestima sexual será baja. Es un hecho muy generalizado: pensar en lo que pensarán y prever qué opinarán los demás sobre nuestra sexualidad, nuestro cuerpo, la manera como nos movemos, los ruidos que hacemos o dejamos de hacer… . Pero ¿qué pasaría si focalizáramos más en la propia experiencia? Quizás ser algo más egoístas y amables con nosotros mismos en este sentido, nos daría más libertad para experimentar satisfacción sexual y placer.

Está claro que no se trata de estar solo pendientes de nosotros mismas cuando mantenemos relaciones. Se trata de otra cosa: dejar de estar solo pendiente de los mensajes negativos que nos podamos dar o recibir. El sexo es un campo de juegos en el que divertirte, reír y pasarlo bien. Las autoexigencias (y las exigencias hacia los demás) no permiten disfrutar de la sexualidad al máximo. No hacen más que distraerte de lo que quieres hacer y de lo que quieres recibir.

Con relación a la baja autoestima sexual, ten en cuenta que es uno de los factores que te pueden llevar a establecer relaciones de dependencia y de tipo abusivo. Esto se puede dar por lo que has estado leyendo: no valorarte, no creer que mereces placer, satisfacción y afecto, pensar que los otros son mejores que tú, … De nuevo, son mensajes negativos que te generan inseguridad y, cuando las personas nos sentimos inseguras, lo que buscamos es algo o personas en qué aferrarnos. Si en esta búsqueda encuentras una persona que te ofrece lo que tú crees que no tienes, lo puedes coger sin más, sin tenerte en cuenta.

Esto puede pasar porque las personas nos movemos por necesidades tan básicas como la búsqueda de intimidad, de protección, de placer, de pasión, … Pero para poderlo vivir de forma que te aporte satisfacción y placer y evitar este tipo de relaciones, hace falta que tengas por ti misma un aprecio positivo y una alta autoconfianza.

A la vez, si tu autoestima sexual es baja, seguramente tu asertividad sexual también lo sea. Recuerda que la asertividad sexual es la habilidad para hacer valer tus deseos, necesidades y derechos sexuales en una relación. Si tu autoestima sexual es baja, seguramente te será más difícil poder hacerlos valer y defenderlos.

Quererse a uno mismo es básico para disfrutar de tu sexualidad y de las relaciones con las personas con quienes escoges compartirla. Cuanta más seguridad experimentes en relación a tu sexualidad y más te valores, más podrás disfrutar de esta esfera íntima.

Si te valoras, te considerarás merecedor de placer. Tanto si lo buscas como si lo encuentras. Porque si tú no te valoras o crees que no te mereces el que buscas ¿cómo podrás aceptar que te mereces tu satisfacción sexual?


¡Pasa a la acción!


Recuerda una situación en la que el sexo esté presente y que tu diálogo interno se haya dedicado a darte todo de mensajes negativos (tu cuerpo no es perfecto, no le gustarás, esto no lo sabes hacer suficientemente bien, qué vergüenza hacer esto, …). Escoge los que más te han influido en aquel momento (porque te han limitado a la hora de hacer algo, te han hecho sentir mal, …) y analízalos bien: ¿qué parte de razón tienen? ¿Qué intención pueden tener esos pensamientos? ¿Qué has dejado de hacer que te habría gustado hacer? Dale la vuelta: reformula este mensaje negativo de forma que te permita atreverte.


 

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