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Imagen corporal: no siempre eres como te ves


Judith Gallego - 2022 - 0 comments


La imagen corporal está muy influenciada por cómo interpretas lo que ves. El espejo no te engaña: el espejo te devuelve tu imagen, un reflejo de cómo eres físicamente, sin más. Pero aquello que tú ves, no es solo lo que te llega a través de los ojos, sino que la imagen que captan es procesada por tus pensamientos y creencias. Esto influye en la manera como te ves, donde te fijas, que ves bien y que no ves tan bien. Todo está bien mientras te parezca bien ¿pero qué pasa cuando no es así?


¿Te ha pasado que te miras al espejo y maldices la forma de alguna parte de tu cuerpo? ¿Te ha pasado que otras personas tienen una opinión totalmente diferente? O a la inversa, ¿te ha pasado que alguien te diga que no le gusta nada alguna parte de su cuerpo y tú desearías tenerla igual?

Autoimatge no sempre ets com et veus

“Uf, qué culo que tengo” “Qué dientes tan feos que me ha tocado tener, mejor que no sonría mucho” “Tengo los dedos de las manos que parecen salchichas, la gente no hace más que mirarlos”, … Son algunos ejemplos de valoraciones que se podemos hacer sobre nuestro propio cuerpo.

Pero, ¿quién dice que aquello que vemos es lo que vemos realmente? Está claro que vemos a través del sentido de la vista, pero la imagen corporal es una construcción. Esto quiere decir que aquello que se capta por los ojos, es procesado a partir del conocimiento y percepciones que tenemos sobre nuestro propio cuerpo. Así, se ven implicados procesos emocionales y cognitivos, influenciados por creencias y valores. Estos procesos funcionan como filtros y acaban por determinar nuestra propia imagen corporal.

Los filtros de la imagen corporal, autoestima y emociones

Esto es porque tanto los procesos emocionales como cognitivos, están construidos a partir de las experiencias que hemos tenido (si alguien ha opinado alguna vez sobre aspectos de nuestro cuerpo, como nos hemos sentido, …), por las influencias de la sociedad (como pueden ser los cánones de belleza impuestos por las cadenas de moda) y por el nivel de estima que nos tenemos a nosotros mismos: nuestro nivel de autoestima.

En función de estos factores, tu actitud y sentimientos en relación con tu cuerpo serán diferentes, porque la valoración podrá ser más o menos favorable. Esto implica una experiencia emocional más o menos agradable: puedes experimentar satisfacción o disgusto al mirarte al espejo, puedes sentir placer o rabia e impotencia.

Perseguir la perfección de la imagen corporal

Que haya alguna parte del cuerpo que no nos acabe de gustar o satisfacer, no tiene por qué ser un problema. Es más, aceptar que la perfección no existe y sentir orgullo por cómo eres, es más saludable que creerse perfecto o tender a buscar la perfección.

Según lo que tú pienses sobre tu cuerpo, las emociones que se te despertarán serán unas u otras, así como la intensidad con que las experimentes. Y como sabes, las emociones orientan tu comportamiento. El problema más grande se relaciona con el hecho de dejar de hacer cosas o tener comportamientos que pueden perjudicar tu bienestar y felicidad por no tener una imagen corporal positiva y realista.

Y no solo tiene efectos sobre ti, sino en la relación que tengas con otras personas. Lo que tú piensas y sientes sobre tu cuerpo, influye en ti y en tu manera de relacionarte con las personas de tu entorno. Sobre todo en las relaciones más íntimas. El hecho de no tener un buen concepto sobre tu cuerpo, puede hacer que tu autoconfianza y autoestima se vean disminuidas, lo que te puede limitar a la hora de vivir las experiencias que te propones de manera plena.

Incluso influyen en tu lenguaje corporal. En este artículo te hablo sobre la relación entre el lenguaje y conciencia corporal y las emociones: verás cómo es de importante la relación entre todos ellos y la imagen corporal.

El enemiga de la imagen corporal: la comparación

Autoimatge no sempre ets com et veus

No quería acabar sin hacer referencia a las comparaciones, una de las prácticas más habituales cuando se trata de valorar nuestra propia imagen corporal.

Normalmente, solemos ser más generosos con los demás que con nosotros mismos: “cómo me gustaría tener las mismas piernas que ella” “si es que tiene un cuerpo que ya me gustaría a mí”, …

No suele servir para mucho más que para hacerte de menos respecto a otras personas. La clave es tener claro cómo eres tú y saber que puedes hacer para sentirte mejor con tu cuerpo, con lo que tu tienes y eres.

Querer cambiar partes de nuestro cuerpo, es una opción. Desde teñirse el cabello, maquillarse, entrenar para muscular, llevar ropa que resalte y disimule lo que queremos, hasta someterse a operaciones de estética. La importancia está en aceptar tu propio cuerpo y tomar decisiones sobre él a partir de aquí: no desde la vergüenza por el qué dirán, por comparaciones o para llamar más la atención de los demás.

Cualquier cambio u opinión, tiene que partir de lo que tú piensas y sientes. Recuerda que el primer paso para sentirte bien contigo misma no es cambiar tu apariencia física: es tener una buena imagen corporal.

La percepción que tenemos sobre el cuerpo, influye más de lo que creemos en nuestros comportamientos. Puede hacer que nos escondamos, que nos tapemos o camuflemos cuando tendríamos que disfrutar y atrevernos a vivir las experiencias que se nos presentan.

Tener un buen concepto sobre tu imagen corporal y sobre el cuerpo, es un indicador de bienestar. Hay aspectos que no se pueden cambiar, otros que se pueden mejorar, … Pero lo más importante es aceptar lo que tenemos, como somos y, si hay algo que queramos y se pueda cambiar, hacerlo, siempre que la decisión sea propia.

Los medios de comunicación, la cultura o la moda, no tienen nada que decir sobre cómo eres ni como te ves. Tu cuerpo es tuyo, te ha acompañado toda la vida y lo seguirá haciendo.


¡Pasa a la acción!


¿Cuándo te miras al espejo, que piensas? Busca un espejo y, vestida o desnuda, repasa cada parte de tu cuerpo y estate atento a los pensamientos que te vienen a la cabeza. ¿Cuáles son los que predominan? ¿Podrías identificar en que se basan para existir? Cuando lo tengas, piensa qué te aporta cada pensamiento y detalla como cambiarías los negativos para que influyan menos en tu imagen corporal


 

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