BDSM es un conjunto de prácticas sexuales que tienen en común el intercambio de poder y placer. La sensación que más se relaciona es el dolor, pero las prácticas de BDSM van más allá. Aproximarse a conocer las dinámicas que se generan, como se pacta el control y la definición de los límites, es la mejor manera de conocer el contenido de cada una de sus siglas. ¿Tienes curiosidad? ¡Adelante!
¿De qué manera relacionas el placer y el dolor con las relaciones sexuales? ¿Qué actitudes te excitan en los encuentros sexuales? ¿Crees que se puede obtener satisfacción y placer sexual solo con el lenguaje, con las miradas, sin ningún tipo de contacto físico?
El BDSM no se reduce al látex y la sumisión. Ni siquiera se trata solo de infligir dolor o recibirlo. El BDSM engloba un conjunto de prácticas que tienen en común que son pactadas entre las personas que participan. Por lo tanto, hay consentimiento y se sabe a qué se compromete cada cual.
El cuidado del otro y el cuidado personal, el conocimiento de un mismo y el de la persona con quien compartes las sesiones, son la clave para conseguir la satisfacción sexual y el placer que se pretende conseguir en cada encuentro.
BDSM: seguro, sensato y consensuado
Antes de entrar a definir qué significan las siglas de BDSM, hay que entender que a pesar de que aquello que llama más la atención son las prácticas en sí, lo más importante y esencial de cualquiera de ellas es la parte previa y la posterior.
El respeto mutuo es esencial, porque implica el respeto por los límites y deseos de las personas implicadas. Para asegurarlo, existe un código en el cual se determina que cualquier sesión de BDSM, sea cual sea su práctica, tiene que cumplir con estas tres características:
- Segura: se tiene que conocer como llevar a cabo la práctica, saber como usar el material, los riesgos que implica para todos los participantes…
- Sensata: las personas implicadas deben contar con pleno conocimiento de que están dispuestos a hacer y están en plena capacidad de sus facultades. El contrario a esta condición, seria hacerlo bajo los efectos de drogas o alcohol o con engaños y manipulaciones
- Consensuada: los participantes deben mostrar un acuerdo explícito en relación a la manera como se desarrollará la práctica. Ningún acuerdo obliga a nadie: se puede romper en el momento en que se considere oportuno.
En este contexto, existe el uso de una palabra de seguridad que funciona como un freno a cualquier práctica de BDSM. Utilizarla implica que algo no está yendo como se había pactado, por eso es importante definirla previamente al inicio de la sesión.
¿Qué significan las siglas de BDSM?
BDSM son las siglas de bondage, disciplina, dominación / sumisión y sadismo / masoquismo. Se pueden dar juntas, por separado, alternando… La importancia está en saberlas llevar a cabo de manera correcta y segura, pero sobre todo con el consentimiento de todas las partes.
Todas tienen en común que existe un intercambio erótico y de poder previamente pactado. Te explico muy brevemente en que consiste cada una de las prácticas:
- Bondage: son ataduras eróticas de cualquier tipo, en las que el placer se encuentra tanto en el dolor, la presión de las ataduras o la sensación de falta de libertad, como en el hecho de ser “liberado”. Las ataduras pueden hacerse en partes del cuerpo o completamente y el material puede ser muy diverso: cuerdas, telas, cadenas…
- Disciplina: son prácticas de adiestramiento, en las que una persona que cumple el rol de dominante determina una serie de normas de comportamiento para la persona que cumple el rol de sumisión. Las prácticas pueden ir desde hacer determinadas conductas hasta adoptar posturas concretas de la manera y durante el tiempo que el rol dominador decida. En caso de no cumplirlo, el sumiso será castigado.
- Dominación – sumisión: a diferencia de la disciplina, el placer se encuentra en el control que uno ejerce sobre el otro mediante órdenes o prohibiciones. Se puede hacer en persona, por teléfono, mensajes… no es necesario ni siquiera el contacto físico.
- Sadismo – masoquismo: en este caso el placer sí que se obtiene a través de la experiencia del dolor, ya sea físico en cualquier modalidad (pinzas, cera caliente, agujas, azotes …) o mental, a través de humillaciones, trato vejatorio ….
Son solo unas ideas básicas de cada una y el abanico de prácticas que incluyen es enorme. Por ejemplo, el bondage puede ir desde atarte los brazos a las barras de la cama hasta atarte completamente e inmovilizarte. La clave está en explorar y encontrar qué es lo que te gustaría experimentar. En ningún caso se trata de un todo o nada.
BDSM: comprender para entender
El BDSM abre innumerables puertas y te permite explorar en un mundo de sensaciones que van más allá del sexo tal como nos lo han vendido y ofrece multitud de respuestas a tu deseo sexual. Muy a menudo no es necesario el contacto ni la estimulación física: solo con la palabra es posible obtener lo que esperas, lo que deseas de la sesión y de la relación.
Cuando delante de nosotros se presenta la oportunidad de conocer formas de sexualidad alternativas a la normativa, nos hacemos muchas preguntas. En el caso del BDSM, es muy habitual preguntarse por si realmente lo que se hace es voluntario, si no hay desprecio por las personas, si el dolor no es perjudicial…
Por ejemplo, en el apartado anterior te he explicado qué es la “S” de BDSM: sumisión – dominación. A primera vista puede parecer que el dominador es quien controla la situación y la práctica, pero teniendo en cuenta las normas básicas del BDSM, esto no es cierto: quién pone los límites, explicita qué está dispuesto a soportar y que no y quien tiene la palabra de seguridad, es la persona sumisa.
El BDSM tiene mala prensa porque solo se habla de las prácticas en sí, que chocan con la sexualidad normativa y convencional. Pero se deja de lado todo el que pasa antes y después. Hay mucho respeto, aprecio, confianza, complicidad e incluso amor en las sesiones en las cuales se practica BDSM.
Por qué sin todo esto, ¿tú estarías dispuesto a ponerte en manos de alguien? ¿Te dejarías atar completamente por alguien en quien no confías y no tienes la complicidad suficiente?
Los tabúes y el desconocimiento sobre las sexualidades alternativas todavía hace que mantengamos parte de nuestro deseo sexual sin que encuentre la respuesta que querría obtener. Por eso es tan importante que estés atento a lo que te señala y encontrar la manera de darle respuesta.
El BDSM se aprende mostrando curiosidad, respeto y confianza hacia las personas que te pueden dar a conocer las diferentes prácticas.
Evita juzgar antes de intentar comprender las diferentes dinámicas y lo que obtienen las personas que participan en prácticas de BDSM. Porque buscan y quieren obtener el mismo que tú: satisfacción y placer. Sólo que de diferente manera a la tuya. O quizás de una manera parecida a la que querrías… ¡Investiga, conoce y decide!
¡Pasa a la acción!
Revisa las siglas de BDSM: bondage, disciplina, dominación / sumisión y sadismo / masoquismo. Señala en cada una de las prácticas, qué cosas estás haciendo, qué cosas te gustaría hacer y / o qué no estás dispuesta a hacer. ¡Recuerda que el abanico de cada una de ellas es muy amplio!