La satisfacción inmediata te señala qué quieres y cuando lo quieres. O quizás te hace creer qué quieres porque te hace ver los beneficios que obtendrías por conseguirlo. La búsqueda de la satisfacción inmediata a menudo nos puede hacer acelerar y tomar decisiones que seguramente no tomaríamos si nos paráramos a pensarlas bien. ¿Te animas a desmontarla?
¿Te consideras una persona impaciente? ¿Cuando algo te gusta o te interesa, miras de conseguirla cuanto antes mejor? ¿Buscas la manera de encontrar respondidas que te hagan sentir mejor? ¿Te inquieta que las cosas no pasen cómo y cuando tú esperas?
Queremos tener lo que queremos aquí y ahora. Y, además, de la manera en que nosotros creemos que las debemos tener, tanto si tiene que ver con cosas materiales como con las relaciones personales.
Se podría decir que es un efecto del contagio por el ritmo del día a día, que suele ser una locura. El tiempo pasa volando y parece que las semanas se acortan, que no tienen todas las horas que necesitaríamos. Los cambios constantes y la rapidez nos rodean, contagiándonos de su ritmo.
Parar el ritmo para comprender la satisfacción inmediata
Y este ritmo, rápido y que pide cambios constantes, nos impulsa a plantearnos hacer cosas diferentes, a innovar, a mejorar, avanzar y lograr nuestros deseos. Pero nos impulsa a hacerlo del mismo modo en que funciona el entorno: con cambios rápidos, visibles de manera inmediata y de los que podamos disfrutar lo más rápido posible.
Pero todo cambio significativo, para ser efectivo y duradero, debe ser pensado y medido antes de llevarlo a cabo, a la vez que es necesario dar un tiempo de adaptación para asimilarlo.
Una vez nuestras necesidades más básicas están cubiertas, queremos ir más allá. Queremos tener mejores relaciones sociales, mejores trabajos, progresar en nuestros estudios y en la vida familiar y de pareja. Pero estas necesidades no se cubren de un día para otro: se necesita esfuerzo, constancia y determinación.
Identifica qué significa para ti la inmediatez
Te puedes proponer mejorar en el trabajo, cambiar de profesión, formar una familia o mejorar la relación con algunas amistades. Pero necesitarás un plan, un objetivo y una manera de conseguirlo para poder tener éxito. Y lo más importante: paciencia y dar tiempo al tiempo, siempre que te mantenga determinada en aquello que pretendes conseguir.
Con esto me refiero al hecho que buscar resultados rápidos que aporten satisfacción inmediata puede hacer tomar decisiones apresuradas, que no tengan en cuenta todos los factores necesarios, que no te permita atender a la finalidad y motivaciones reales que hay detrás de tu decisión.
Piensa en estas dos situaciones: ¿Te ha pasado alguna vez que has comprado ropa a sabiendas de que no la necesitabas y, cuando llegas a casa, te arrepientes? O ¿te ha pasado que has dicho a alguien lo que pensabas sin filtros sobre un tema importante y la relación se ha visto resentida?
Dejar de parar a pensar y actuar o actuar sin pensar, hace responder de manera inmediata frente a los estímulos (pasar por delante de una tienda de ropa y entrar a comprar lo que ves en el escaparate, o ver a aquella persona que tenías pendiente decirle lo que pensabas y se lo has dicho sin más), lo que provoca dejar de controlar tu propia conducta. Simplemente, te dejas llevar por lo que sientes que necesitas en aquel momento.
¿Recuerdas que he hecho referencia a la motivación? ¿Cuál crees que es la motivación para reaccionar cómo he planteado en los ejemplos que te he propuesto? ¿Comprar ropa o compensarse por un llevar un estresante día de trabajo? ¿Quedarse tranquilo y pasar la angustia a aquella persona a quien le has dicho lo que pensabas sin filtros sobre un tema importante?
Esto pasa porque desactivas el freno y pasa por delante la recompensa inmediata, quedarte a gusto, el tener una cosa nueva al armario, el hecho de conseguir aquello que te está diciendo el impulso que quieres para obtener una satisfacción inmediata.
La satisfacción puede ser sin ser satisfacción inmediata
Para evitar dejarte llevar por los impulsos en la búsqueda de esta satisfacción inmediata, sobre todo en lo que se refiere a decisiones relevantes para ti, una herramienta muy útil es la Rueda de la vida. Con esta técnica puedes analizar las diferentes áreas de tu vida (física, de crecimiento personal, familiar, económica, profesional, social, de ocio y de relaciones íntimas) para revisar cuál es tu situación actual y cuál es la situación en la que quieres estar en un futuro próximo.
Seguramente, no te servirá para determinar si comprar o no aquella camisa que ves al pasar por delante de la tienda. Pero si esto te pasa más a menudo del que te gustaría, podría ser una buena opción para saber si está pasando algo más. Es decir, que el hecho de buscar la satisfacción inmediata comprando una camisa no tenga que ver con la camisa en sí, sino con alguno otro tema que no estás identificando o afrontando.
Quizás solo identificando qué puedes estar necesitando en cada área de tu vida, ya puedas encontrar una respuesta. Pero también es posible que te anime a tomar decisiones o darte ideas y planificar para plantearte un objetivo para hacer cambios.
Para hacerlo, te recomiendo el Método Kaizen. Es una técnica que te ayuda a definir objetivos que te permitan encontrar la motivación necesaria y, a la vez, que la mantengas hasta que logres tu objetivo. Todo esto, teniendo clara una cosa: la gran recompensa no es inmediata, pero el camino está lleno de pequeñas recompensas que te animarán a seguir adelante y valorar tus avances.
Te acompañará en la toma de decisiones para que sean las más adecuadas para llegar hasta donde tú quieres llegar.
Las decisiones que provienen de impulsos y de la búsqueda de satisfacción inmediata, te movilizan sin atender a los beneficios que podrías obtener y los riesgos a los cuales te enfrentas. Movilizarte pensando solo en lo que obtendrás inmediatamente, puede hacer que pierdas de vista qué es lo que realmente necesitas.
Parar, pensar en lo que te está indicando la necesidad y el impulso de cambio para saber qué te está queriendo decir, es lo que te permitirá plantearte objetivos reales, que puedas lograrlos y sean duraderos. Y lo más importante, manteniendo sensación de control sobre las decisiones que tomas en todas tus áreas de la vida.
¡Pasa a la acción!
Piensa en un aspecto que se está dando en una de las áreas de tu vida que querrías cambiar (echa un vistazo a la Rueda de la vida). Haz una lluvia de ideas con todo lo que se te ocurra para cambiar a mejor (lo que te venga a la cabeza, por muy loco que parezca). Cuando lo tengas, ordénalas según las que te darían una solución más rápida. Ahora, piensa qué posibilidades te darían cambios más asumibles para ti y que tuvieran mayor estabilidad en el tiempo. ¿Ves diferencias entre los dos listados?
